jueves, 7 de octubre de 2010

Y aunque no quiero...

intentaré olvidar tu alcoba y el color de tus sábanas. Procuraré quitar el aroma de tu cabeza sobre la almohada, ese perfume que durante días provocó sueños extraños e imposibles de cumplir. Acudiré a mi desmemoria y dejaré de buscar los títulos encontrado en tu biblioteca. Me aferraré a la necesidad de olvidarte. Adorar la imagen de tus ojos clavados en un espejo me conduce a la desperación. Y no es bueno. Lo dicen la salud, la justicia y la cordura. Ese pedazo de bondad racional que aún cargo conmigo. Lo dice tu hartazgo y tu rechazo a mis palabras. Esas que intentan expresar la inconciente probocación de tus labios y de tus uñas pintadas de rojo.

Tus labios son para otros. Tus manos y tus sueños también. La mirada tierna, la palabra amorosa, el deseo brotando de tus senos, el suspiro ahogado en la madrugada, la intimidad que guardas en tus cuadernos, la copa de vino en solitario, el amor no correspondido y la esperanza de tu próximo amante tocando a tu puerta...nada de lo tuyo es mío. Sólo el vacío de saber que prefieres la ausencia de mi.

1 comentario:

Anonima Veneciana dijo...

Vico. Hace mucho que no pasaba, no por desinteres, sino porque a veces los tiempos son otros y la cabeza anda por otros caminos, pero ahora pasé y me encuentro con este escrito maravilloso, aunque desgarrador. Pero quien no ha sentido el desamor y el olvido.... y lo contás de tal manera que duele como todo lo que no es....
Gracias por compartirlo. Desde Buenos Aires, en una primavera que parece otoño
Vene