miércoles, 26 de noviembre de 2008

Será para no olvidar.

La lluvia me recuerda al país donde nací.
Llovía tanto en los inviernos que en las paredes de mi casa crecían hongos y en el techo musgo. También había goteras.
Odiaba la lluvia que me traía tos, afonía y fiebre.

Cuando me mudé al norte, todo cambió.

La lluvia pasó a ser un bien escaso.
También un día donde aumentan los accidentes de tránsito, y uno se pone nostálgico. Le dan ganas de comer tortas fritas y tomar mate amargo con los amigos de antes.

La única conexión enter el antes y el ahora son las goteras.