Is time to wake up.

Si despierto y miro alrededor puedo ver fealdad: gordos tatuados con sus cabezas rapadas, gordas pagando con bonos del gobierno en las cajas registradoras de un supermarker de tercera categoría. Adolescentes de calzones sobresaliendo bajo pantalones aguados, usando zapatillas rotas y camisetas blancas. Adultos con pulseras electrónicas monitoreados desde una cárcel, vulgaridad en sus ojos, en sus manos y en su boca. Mal gusto.

Podría dar vuelta la cara, bajar la cabeza, cerrar los ojos.
No es fácil encontrar la belleza de la fealdad y mientras miro la mañana asomarse detrás de los cerros en el nordeste de la ciudad...en ese punto donde el oeste jamás llega y alguna gente no alcanza a ver más que el borde entre la pobreza del espíritu o del intelecto y los estereotipos de belleza que la industria marca.

Mientras qué, en el piso 1208 con zapatos de punta cuadrada metés la nariz en el polvo de Dios y te enjuagas la boca con olor a margaritas. Crees o intentás creer lo que ya sabés no es cierto. Solo el vacío de un cuarto lleno de extraños con extrañas maneras y extraños idiomas.

Anoche he estado allí, donde se cree que el mundo está a nuestro pies y un par de trapos con nombres levantan más un buen culo que la autoestima. Anoche he visto la cara de la gente que pregunta: "Y vos, ¿a qué te dedicas?" mientras enfunda su nueva arma del oeste y sostiene un vaso de alcohol sofisticado.

La apariencia del buen gusto desbordando fealdad.

Y entre todo esto veo el sol como si fuera un pequeña lucecita de neón sobresaliendo por detrás de un millón de nubes blancas. Todo brilla como metal después de una lluvia de verano. Todo es el vago reflejo del buen gusto embebido en miseria.