miércoles, 11 de marzo de 2009

sosteniendo la última pared

A veces tengo la sensación de estar en el mismo punto desde donde partí. Como si el viaje jamás hubiese sucedido. Como si la película fuese de otro.

Me miro y la escenografía es distinta; distinta la geografía, distinto el rostro del que me mira. Distinto jefe, distinto empleo, distinto vecino, casa distinta. Muebles distintos, gato distinto. Distintos amigos.

Iguales situaciones con diferente maquillaje.
Igual vida con diferente color.

Ahí es cuando me vienen las inmensas ganas de irme.
¿Irme hacia dónde? ¿El Este? ¿El norte? ¿El Sur?
El mundo es idéntico en todas partes. La soledad es exactamente la misma.
La miseria igual...

A veces los bolsillos un poco más llenos, otras absolutamente vacíos. La inseguridad permanece con o sin. Nada es mío, todo es ajeno. Quien me ama se va.
¿
Empezar de cero puede ser fuera o dentro, pero siempre es. Siempre se vuelve al comienzo dónde no había nada. Y ahí me digo, ¿para qué lo vivido?

¿Será que en realidad no he aprendido nada?
¿Será que todo pasa de largo y nada queda en mi?

Miro alrededor y todo está en rojo: la casa, el empleo, la cuenta de banco y el amor que ni existe.

Y yo medio-entera sin saber por dónde preguntando:
¿no es que esta historia ya la viví otras veces? ¿mil veces?



Siento unas ganas terribles de irme sin despedirme de nadie. Sin regalar cosas, ni dejar libros que alguna vez regresaré a buscar. Sin anunciar mi viaje, sin comprar boleto, sin tomar aviones. Sin ver lágrimas de despedidas ni sonrisas de bienvenida. Sin espacio dónde dormir, sin escuchar un "te vamos a extrañar" o un "no me olvides".
Quiero irme sin nada y no hacer casa en ninguna parte.
No tener sueños ni historia laboral. No hacer promesas ni asumir compromisos. No tener un amor esperandome ni el apartamento de un amigo dónde dormir en su sala. No tener nada más que lo puesto: un cuerpo dies años envejecido y un alma intacta.

¿Servirá eso en algún lado de éste mundo?
Me permito quedarme en la duda pero apuesto a qué no.

7 comentarios:

Natalia Astuácas dijo...

A veces eso parece ser la vida... un día aquí otro allá.... sos una mujer sin líneas limitrofes, sin bandera... y eso está bien... el punto es: ¿cómo se siente Victoria?...

Con todo y todo sos una Vikinga y las Vikingas luchan pero también sos un ser humano...

Un abrazo.

Guidaí dijo...

Sirve en cualquier parte de este mundo…
Pero aunque sea hoy quedate con la duda, por lo menos eso tiene un hilo de ilusión…
Me pareció hermoso tu post como siempre. Duro y transparente; cruel y sincero; intenso y espontáneo; muy tuyo y por momentos un poco mío… Yo también podría decir "Me miro y la escenografía es distinta"… pero en el fondo son "Iguales situaciones con diferente maquillaje".
Mi reverencia para ti, por ser capaz de tener aun… el alma intacta…
Un abrazo Vic

Paola Bianchi dijo...

Se llama adultez Vic...
Vivir así de libre, felices, sin preocupaciones, sin restricciones, en un mundo donde todo es posible, mágico y alcanzable muere con los años y la estructura social que nos marchita la libertad espiritual.
Y es normal, nos pasa a todos.
Hace un par de años hablaba con mi mejor amiga y nos reíamos de las peripecias que nos tocaron pasar y nos cuestionábamos la pesadez de las decisiones que teníamos que tomar... de repente nos preguntamos... cuándo nos convertimos en adultas?, por qué?, quién dijo que era necesario?.
Pero la vida sin ello no es vida, así que disfrutá lo bueno, sorprendete de las cosas pequeñas y tomate un trago por los buenos tiempos, que todo vuelve :)

Daus dijo...

Desde aca, sigo leyendo tus palabras.. mucho que decirte, pero como sabes con cosas muy personales mejor no opinar...
desde Chile un abrazo fuerte... de esos que aveces ahogan de tan fuerte.-

un beso.-

Ale dijo...

A quien no le vine esas ganas de desaparecer sin dejar rastos?...pero si el alma sigue intacta pues...la cuestión sigue teniendo sentido...y la tuya parece estarlo.

Un abrazo.

vico dijo...

Natalia, Guidai, Paola, Daus, Ale gracias! gracias por leer y además dejarme pedacitos de lo que piensan o sienten.

un abrazo,

Anayansi Acevedo dijo...

Si tienes ganas de irte y ningún afecto que que te ate, entonces no hay remedio, a levantar anclas, ya que lo peor es vivir con la incertidumbre del ¿qué tal si hubiera...?, yo me he equivocado miles de veces y creeme que eso es preferible a vegetar indefinidamente en situaciones mediocres o sin definir. Bueno, disculpa por ser tan metiche, pero tu me caes bien. Por otra parte me pusistes a pensar hacia adentro de mi. Abrazos.