miércoles, 12 de agosto de 2009

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Estoy de mal humor. Y esa es la razón por la cual hoy no salí.

Ayer fuí a un bar de mala muerte, de esos que de vez en cuando me gusta ir. De los bares de garage, con un baño solo, mesa de billar, oscuro, pequeño, de barrio y con gente reventada. Reventada por la noche, por la vida, por lo que sea.

Fuí con un amigo a tomar una. Pero a mi amigo se le zafó un tornillo solo y se fué. Yo quize tomarme más de una, total me tomé unas cuantas. El barman es amigo mío por lo cual toda la noche permanecí sentada en la barra charlando con él.
Hasta que llegó uno de esos cuarentones maricones vestido con una camiseta de la selección argentina.

Mi amigo el barman me lo presentó por ser "paisano". Aquí los argentinos y uruguayos para el caso somos la misma cosa, bichos raros en medio de un montón de mexicanos.

El argentinazo, me abrazo y me dijo "hola querida" con una acento que me recordó a Susana Gimenez. Y de ahí en más acaparó la noche. No solo en palabra y bobería sino en tragos y mariconadas. El argentino pedía copas y le gritaba al barman:
- Che vos, servile lo que está tomando acá ésta divina querés...

Y las Heineken iban y venían.

Eramos alrededor de 20 personas en el bar. Al final todos terminamos siendo amigos, la marica china que trabajaba en la imprenta del L.A. Time, el cholo que nació en Río de Janeiro pero se crío en East L.A., el seudo abogado que terminó trabajando de paralegal en Beverly Hills y nos juró tenía como clienta a Britney, la gordita lesbiana con su novia que jugaron billar toda la noche y se palmeaban el trasero, las dos gringas chicas que llegaron con dos seudos machos que tiraban plumas por todos lados, el flaco sin diente de tanto darse con el cristal que se pagó una ronda de tequila, el gordito salvadoreño que se casó con una chica hace un mes que pasó toda la noche mirandome,(la chica no el salvadoreño) ...y yo y el barman.

Tragos van tragos vienen, se hicieron las dos de la mañana, hora de cerrar el bar. Y yo todavía no sé quien pagó mi cuenta de la noche. Pero bueno, alguien pagó. Lo único que faltaron en esa escena fueron putas.

Aquí no es facil encontrar putas como en Montevideo. O sea, las hay pero al ser la prostitución ilegal anda solapadas. No aparecen así no más en bares. Y bueno, a mi las putas aunque sean para la decoración siempre me hacen falta.

La música me deprimió un poco, a quien se le ocurre pasar canciones de Fey. Así que como cualquier borracha terminé contando la historia de cómo mi ex me mandó al carajo. En fin, suele suceder. De esa historia terminamos haciendo polémica si realmente la gente se enamora en ésta ciudad y en ésta época. La mayoría llegamos a la conclusión de que no. De que en L.A. la gente solo se enamora del dinero.

A la salida, el barman y yo nos vinimos juntos caminando. Había niebla cosa rara en L.A. la polícia estába en la patrulla esperando que se cerrara el bar. La policia le tiene ganas a clausurar el bar. Caminamos, charlamos, y tomamos cerveza desde vasos de plático con pajita (popote). En CA no se puede tomar alcohol en la calle. Otra cosa que extraño de Montevideo. Pero uno usa vasos de mac donald o de taco bell para poner el licor.

East L.A. ha tenido y tiene fama de ser la ciudad más peligrosa de California. Es cuna de cholo (pandilleros) y a mí se me hace la ciudad más tranquila del planeta. Fue un placer caminar en la neblina de la madrugada. Ni un alma se nos cruzó por delante.

Hoy obviamente fuí tarde a trabajar. Y en el camino me puse de malas. Por qué? por mis pensamientos. A veces no puedo dominarlos y la memoria me juega malas pasadas. Luego me alegré con el partido México-US, ultimamente todo lo que le gane a los gringos me alegra como una especie de revancha o venganza. Quiero verlos perder, al menos en el fútbol.

A la tarde, nuevamente el mal humor me asaltó en el viaje de regreso a casa. Y entonces decidí no salir al bar dónde tocaba mi banda favorita. Si las mujeres fueron, ni sé ni me importa. Lo menos que tengo ganas es verle la cara a ninguna mujer. Me iría nuevamente al bar de anoche pero debo aquietarme. Tengo que escribir, no he escrito nada más que boludecez. Y en realidad no escribiré nada hoy.

Siempre escribo boludeces pero tengo una responsabilidad ahora, escribir lo que me mandan.

No sé, dos por tres me vienen crisis en que estoy mal con todo el mundo pero no lo digo, no lo muestro. En el fondo, fondo yo sé qué es lo que me tiene mal pero es la misma historia de siempre y en realidad dudo ya que se vaya algun día acabar.

Entonces vislumbro mi futuro sentada en la barra de algún bar lúgubre, hablando sobre Chavela Vargas, como anoche tomando hasta que cierre el bar. Y luego irme a casa a dormir con un gato.

Depués de todo que más da!

2 comentarios:

Daus dijo...

Yo que tu, si iba otra vez al bar a beber, total los pensamientos se ahogan en una botella de cerveza...
saludos

Ale dijo...

Cuando menos lo esperes "lo mismo de siempre" estara enterrado por otras cosas...

Un abrazo y salud por ello.