domingo, 16 de agosto de 2009

pueblos, ciudades, gente

Si hay algo que he aprendido en L.A. es sobre la gente. La gente en ésta ciudad me desconcierta cada día más. Y ésto es bueno uno a fuerza aprende.
En realidad cada día creo que mi vida en L.A. es transitoria. No sé cual será mi próxima ciudad pero sí estoy segura de qué mis días en L.A. están contados.

Podría escribir una lista de las diferencias y similitudes en mi experiencia de vida sobre la gente de Montevideo, México y L.A. Pero L.A. le gana a todos en la diferencia.

Estoy convencida que quien sobrevive y hace algo en L.A. está capacitado para irse al cielo. No por bueno sino porque hay algo más alto que el cielo?

En L.A. si pegas por bajo del cinturón no solo está permitido también mejora tu imagen personal. En L.A. si sos primo, hermano, amigo y pegás primero la cuchillada por la espalda, no solo es bien visto también aumenta tu rating en las sociales. En L.A. valés según el valor de tu cuenta bancaria, año del coche que conduces, cantidad de amantes anorexicas o en su defecto obesas que te acompañen, agenda ocupada en clubs, pool party, hoteles, si pasas un fin de semana en tu casa sin ninguna salida a fiesta...no serás bienvenido.

A no asombrarse que L.A. no es el problema el problema es la gente. O te conviertes en el robot que quieren de ti o te quedas sumido en el más profundo anonimato. Todo es malo? No, por Dios! si nunca aprendí tantas cosas buena cómo con ésta gente!

Y si de algo estoy segura es que aprendí a amarlos por lo caricativo que han sido. De no haber sido por ellos seguiría siendo la misma estúpida que creía en la belleza del cartel de Hollywood!

Todos los días aprendo que el amigo es el potencial enemigo de tu mañana y que el enemigo comerá sentado en tu mesa al otro día para convertirse en tu mejor amigo al otro día.

Y por favor si tienen el mito aún en sus cabezas que las grandes ciudades son diferentes al pueblo en que nacieron, quiten esa idea. Yo les aseguro que una gran ciudad se diferencia del pueblo en que nací solo en números de personas, estructura edilicia y pequeñas costumbres. El resto es absolutamente la misma mierda.

Creo que mi próxima ciudad será en Antártida rodeada de pingüinos o la Selva Amazónica rodeada de serpientes pitones.

Ahora me voy a tomar café mientras miro jugar a mi gato y me armo de fuerza para sentarme a escribir.

Buenas Tardes.

1 comentario:

emma dijo...

Los pingüinos se me hacen más simpáticos...si te fueras a la selva convivirias con la misma especie... :)

Buen domingo!