lunes, 18 de enero de 2010

De mis viajes.


A mis catorce años comenzé a viajar a "dedo" o "auto stop" como le llaman en algunas partes del mundo. El salir a la ruta pasó a ser parte de mi ideología. Me gustaba la aventura y la adrenalina que producía el estar a expensas de... "el no saber quien maneja". A veces salía con un destino marcado otras veces, hacia donde me dirigiera el azar. Me gustaba conocer la vida de los conductores y dejarme envolver con sus relatos.

Aprendí a manejar las conversaciones y a obtener respeto sobre mi persona. Sobre todo, si eran hombres. Pero en verdad, parecía que mi energía era suficiente para que todos se comportaran como si estuvieran con una amigo de toda la vida o un familiar cercano. Así sucedía que hablaban durante todo el viaje sobre sus vidas y a mí me gustaba escuchar.

Conocí muchas historias de camioneros con los que tomé mate y comí milanesa en dos panes. Me hablaban de sus experiencias, de sus familias, de su trabajo, de sus viajes. Aprendí con ellos cómo saben diferenciar entre la prostituta que hace señas a un camión para que le dé un aventón de trabajo en la ruta y la maestra rural que no tiene ómnibus para llegar a su trabajo.

Conocí una artista famosa de las Bellas Artes en Buenos Aires que me propuso viajar a Italia con ella y su marido. No me quedó claro si quería una cama de a tres o venderme en trata de blanca. Como sea, charlamos por dos horas en el viaje Montevideo - Punta del Este. Y aunque utilizó más de un artilugio no hubo manera de que me convenciera de viajar a Europa.

Conocí una actriz de cine argentina, que paró su Mercedes Benz último modelo en Playa Mansa (Punta del Este) abrió la puerta y me dijo:
" Tenés cara de ángel, nunca llevo a nadie pero a vos te llevo a donde sea. "
Y llegamos hasta Cabo Polonio en el punto más este de mi costa preferida.

En la ruta nueve, subí a un descapotado amarillo, con dos brasileros que jalaron coca toda el viaje y yo creí, ese era el último día de mi existencia. El auto, más que auto parecía aeroplano, sin embargo llegué hasta Valizas ilesa.

Viajé también en una carreta tirada por dos caballos. Iba sentada sobre una parva de trigo y dos galones de gasolina. También en un camión de basura, en la cajuela, formando parte del cargamento de bolsas negras y desperdicios recoletados durante el día. Era mi primer opción de llegar antes de la madrugada a La Pedrera luego de estar cuatro horas tirada a la vera del camino.

Conocí un hippie viejo, que me invitó a seguir viaje hasta Florianópolis y me contó de sus experiencias con LSD. También viajé con un vendedor de ropa de cuero, con un agrónomo, con una maestra de historia, con un señor estanciero, con un psicólogo argentino, con una vendedora de casas. Supe la historia de un cura de pueblo que decidió ser cura porque su gran amor se casó con otro.

Viajé en un camioncito de bomberos desde Parque del Plata hasta Cuchilla Alta, en una chevrolet vieja en la Ruta 1 rumbo a Colonia, en un camión de cerveza Pilsen hasta la heroica Paysandú, durante la semana de la cerveza aupiciada por Norteña. Viajé, en una furgoneta de muerto, con un muerto y mi amigo el Rubén que se moría de miedo porque yo amenazaba con abrí el cajón y que el muerto se levantaría de la caja. Viajé en la parte de atrás de un camión de ganado y fué el peor viaje de mi vida. Pero ante la posibilidad de pasar la noche en la ruta cualquier aroma es bueno de aguantar. Sobre todo si es en invierno.

Y mil viajes más.

Cada viaje, cada historia de la ruta me daban ganas de seguir viajando.

Pero un día decidí viajar más lejos y entonces hubo que comprar un billete de avión.
Pero esa es otra historia.

8 comentarios:

cguetta dijo...

Quiero renacer y ser trotamundos hasta la muerte, y no parar hasta que el fin me alcance.

vico dijo...

cguetta, ¡es tan lindo! tuve la suerte de recorrer mi país de esa manera y también el sur de Chile durante tres meses. Bienvenido a mi cueva personal hehe

fabi dijo...

on the road forever!

Vico dijo...

Faby, yap..

Ale dijo...

Lindo post...creo que haste senti el aroma del ganado y todo :DD

Beso amiga

Vico dijo...

Ale, jaja que feíto...el olor digo.

Anonima Veneciana dijo...

Vico. Que bueno que es leerte....... Aparte de las cicatrices que contàs , se huele tu libertad y te siento como una mariposa que vuela sientiendo que el aire la hace sentir viva...... ojalà el universo te premie y te lleve por las rutas que te llenen de luz el alma y felicidad en cada latido.......con las alas del alma ...como diria Eladia...
Con cariño desde Buenos Aires
Vene

vico dijo...

Anónima Veneciana, gracias por tus comentarios.