viernes, 20 de noviembre de 2009

Un día escribí esto:

"Un día , el amor llego hasta una casa que tenía la puerta entornada. Ni muy abierta ni muy cerrada. Era una casa humilde, con algunos detalles a mejorar, pintada de un color que atraía su deseo a conocer casa rincón de la morada. El visitante no sabía si la medida era la exacta para entrar al recinto de una nueva casa. A pesar de tener espacio para entrar sin permiso, decidió llamar a la puerta.

El amor fue recibido con hospitalidad."


.....

Y hoy le agrego:

En cuanto llegó el Amor dijo: "Un día voy a irme".
De igual modo se le permitió la entrada.

Cuando el visitante consideró que su estadía debía llegar a término, se marchó bien lejos de la casa, tan lejos que olvidó el camino de retorno. Sin embargo su prescencia quedó impregnada en las paredes, el techo, las ventanas.

Tan impregnada estaba de él aquella casa que la partida del Amor no fue notada.

2 comentarios:

emma dijo...

Estas de recuerdos ultimamente o me parece a mí...

vico dijo...

Digamos que estoy de revisión de antiguas cosas escritas y por aquí pocos las conocen...