martes, 17 de noviembre de 2009

del amor

Digo Amor, y digo abrigo. Sobretodo negro, paraguas bajo la lluvia. Digo tu figura esbelta, mi brazo y tu abrazo a mi cintura. Una calle en el invierno del sur, y aquel tonto que nos gritó por lo bajo “tortilleras”; como si dos mujeres abrazadas fuesen una agravio a los ojos de su mundo.

Digo Amor y me recuerdo tu bufanda fucsia camino al mercado, devorando con tus ojos grandes cada milímetro de ese pueblo desconocido. Pisabas las mismas baldosas que por años pisé. Mirabas el río sin la otra orilla y te maravillabas de ver un mar sin olas. Te comías cada rostro de la gente que asombrada te miraba al pasar. Y es que eras luz de otro sol. De un sol del norte.

Digo Amor, y se me viene de golpe una esquina triangular. Una esquina con ventana verde y una aspiración de casa improvisada. Donde solamente cabía una cama con cinco patas, un televisor en blanco y negro, una garrafita para cocinar, y una biblioteca en la pared. Aquel recinto que se convirtió en una cuna de placer y ternura mientras el frío se colaba por debajo de la puerta de metal.

Digo Amor, y digo tu nombre allá del otro lado del mundo y digo aviones, pasaportes, correos. Digo nuestro norte y digo nuestro sur.

2 comentarios:

emma dijo...

En tan poquito ud ha dicho mucho...

vico dijo...

emma, eso quisiera lograr...decir mucho en tan poquito,

gracias!