sábado, 21 de noviembre de 2009

Describir el color azul y lo que veo.

Los rectángulos espejados del salón azul daban vueltas en su cabeza. Uno al lado del otro sobreponían sus formas dentro de una mente conformada por neuronas en estado alterado. Líneas rectas, perpendiculares, paralelas se transformaban en curvas, hipérboles y cilindros que no dejaban de ser sólo espejos rectangulares sobre una pared azul.
Al decir de Castaneda, “La realidad aparte” ganaba territorio a “La realidad ordinaria”.

Marissa bailaba con Imanjá en “Espejismo”.
Diosa de los pescadores Bahíanos dando vueltas en su vestido color mar. Pelo suelto negro y ojos brillantes invitándole a danzar. Indicaba el paraíso ansiado, la búsqueda del nirvana había concluido una noche de sábado en un burdel de mala muerte de la calle Jackson al 1100. Marissa tomando la mano de Imanjá deshojando la soledad en una sonrisa de mujer divina.
- Es idéntica a la estampita que me regaló la vecina –pensó extasiada de placer-
¡Es la misma mujer que soñé la otra noche!
Recordó su vagina mojada por el placer al despertar de la mañana siguiente.
Desde ese momento comenzó una lucha desaforada por encontrar el camino a su sueño.
Buscaba el rostro iluminado de la virgen en la universidad, en los café que frecuentaban sus amigos intelectuales, en las pinturas del museo de Bellas Artes, en las revistas, en los catálogos de perfumes, en los almanaques y hasta en el internet. Hasta ese momento, no había podido alcanzar la visión de tenerle frente a sus ojos.
La imagen era perfecta, Imanja parada frente a ella, nítidamente los colores brillaban, los movimientos eran grabados en cámara lenta para que Marissa pudiera observar cada punto en el orden exacto de las líneas del cuerpo. Imanja invitándole a danzar. La gente desapareció del lugar al tiempo que su piel estremecida de a poco se iba metiendo en el cuerpo de la imagen. Mujer y virgen en una intimidad real, tan real, como los sonidos del salón azul.
Marissa reía, su mundo era solo esa vaga idea de alcanzar el sueño. Lo demás, era apariencia. Poco importaba el precio a pagar por unos minutos de orgasmos visuales.
Cuatro horas antes estaba en su apartamento llorando por el amor perdido, increíblemente había aceptado ir a bailar con su mejor amigo. Dejarse llevar por la invitación fue su decisión más acertada, las sorpresas aparecen en los lugares menos indicados.
-¡ Encontrar a mi virgen en un burdel de mala muerte!-sintió reverencia y dudó si no estaría cometiendo un sacrilegio.

Por un segundo Imanjá desapareció de su campo visual, Maritssa angustiada corrió a buscarle al baño, a la ropería, a la barra...
Alguien tocó su hombro:
-Che, loca rajemos, llamaron a la cana. – y miró a su amigo con la cara desfigurada del susto.
-Pera che! Que mambo te hiciste! Si no pasa nada. No me cortes la historia. Estoy buscando a la virgen...digo a una chica.




Pero no le queda otra opción que seguirle, antes que le arrastre hacia la puerta.
A pesar de no sentir el más mínimo deseo en irse sabe que la realidad es otra.
La madrugada fría golpea en su cara y el contraste de temperatura en la piel hace agitar los pensamientos de Maritssa. Quien comienza un nuevo viaje sin rumbo fijo.

-Donde vamos Fabi?
-A tu casa. Esto no da para más. Ya se terminó el sábado.
-Pera, necesito agarrarme de algo – y se le da vuelta el paisaje.
Paremos en ésta esquina. Ahí,en el muro ese que está ahí. Donde esta la pintada,¿lo ves? – señala con su mano derecha un muro blanco pintado con letras azules.

Maritssa y Fabi bajan del auto, justo en la esquina del bar. ¨Cuba Libre¨ se lee en el muro,y sus manos como garras aferradas a la vida se prenden de lo bloques pintados. Sin saber diferenciar si el cartel,se refiere a la liberación de un país o al nombre de un trago Maritssa comienza un monólogo típico de filósofo de barrio o borracho de sábado:

-Necesito agarrarme de algo frío que me diga que estoy viva. Lo caliente me deja sin saber quien soy. Y si no sé quien soy, es porque estoy comenzando a morir. El límite entre lo que es y lo que aparenta ser es un hilo muy frágil de la realidad.
Todo es apariencia viejo!- le grita a Faby que solo arma un cigarro de tabaco rubio- mirá, la Maga andaba por las calles de París, y Cortazar la encontró y la hizo real, pero la maga ya existía, así como yo encontré a Imanjá esta noche.¿Vos te crees que nosotros descubrimos a la Virgen en un bar? La Virgen estaba ahí, solo que nosotros decidimos salir de casa con la idea de ir a bailar. Y encontramos la mujer que soñé el otro día, la misma virgen que viste hoy. Yo sé que supuestamente las vírgenes solamente se encuentran en las Iglesias, pero no es así. Y que además uno no debe exitarse con una Virgen, lo sagrado no tiene sexo. ¡Pero ya viste que bonita está! Solamente un muerto no puede exitarse con ella.
Me invitó a bailar y estaba igualita como la soñé el otro día. La mismita virgen que tengo en estampita, mira- y muestra una billetera de cuero negro- acá está, abrí y búscala vas a ver que es igual. Ya estamos en la mitad de la vida Fabi,, acordate que Dante lo dijo en la Divina Comedia, tenía treinta y tres años y dijo que estaba en la mitad de la vida. Después, todo es bajada. Vamos caminando a casa. Si me subo al auto me vomito toda.


Faby asegura el automóvil y continúan camino a pie.
Los dos amigos caminan lento, conocen el lugar y necesitan disfrutar la caminata antes de llegar. Solamente cinco cuadras hacia el norte y luego dos a la derecha será el recorrido final de la noche.







-Flaco, este camino no va a casa- asegura Marissa mientras da vuelta su cabeza en señal de negación.
-No embromes, ¡conozco el camino de memoria!
-Eso es lo que vos crees,¡ pero yo te aseguro que estamos perdidos!
Los árboles no son los mismos de siempre, los carteles no tienen el mismo polvo de todos los días, la casa no siempre está en el mismo lugar. Porque la casa está en un edificio, y el edificio sobre la tierra, y la tierra aunque no hay temblores se desgasta y no siempre está quieta en el mismo lugar. El punto es, no es el camino a casa. Estamos perdidos vamos a doblar acá a la izquierda.
Y Fabi la sigue con tal de no soportar el monólogo de ubicación y determinismo geográfico,con tal de llegar lo antes posible.

-Te dije que la Maga andaba por las calles de París, y que Cortazar no inventó nada, la maga ya existía. La cuestión es que nadie inventa nada, y nadie encuentra nada todo está ahí listo para tomarlo. Yo estoy perdida, y vos estas perdido. No conozco esté lugar.¿Le habrá pasado lo mismo a la Maga en París?¿ Se habrá perdido en la calle? La que sí se perdió fue Imanjá. Fijáte, ¡ venir a encontrarla en un bar de cuarta en lugar de verla en una Iglesia! ¡Una virgen bailando en medio de maricas, prostitutas y lesbianas! No tiene mucho sentido ¿verdad? Aunque nosotros nos vamos casi a la Iglesia, seguramente por eso nos estaba esperando en el bar.
Doblemos a la izquierda. Te digo, que estamos perdidos. No tiene sentido nuestra existencia. Nada de lo que vemos es real. Yo no se ni para donde voy y vos menos. Siete días a la semana trabajando en lo que sale, leyendo un montón de tonterías y creyéndonos poetas por escribir cuatro bobadas en una servilletas de bar. Litros y litros de cerveza en el hígado. Para ser intelectos, además de leer mucho hay que ser ebrio. Pagar una renta entre cuatro para vivir en la ciudad de los artistas, y soñar con Europa. Vaga existencia la nuestra. Es una búsqueda de ir a ninguna parte. Nos ves, estamos en el mismo lugar de donde partimos. Ahí ves, Fabi ¿qué mierda dice el cartel ese pintado de azul?

-Puta madre flaca, ¡me hiciste perder! Terminamos en el mismo lugar en que estábamos. “ Espejismo” dice el cartel. No puedo creerlo. Volvimos a mismo lugar de partida.
En mi vida vuelvo a fumar marihuana con vos. ¡Qué mal viaje! Me voy. Te veo mañana en el café, si es que llegas a tu casa.

2 comentarios:

fabi dijo...

no siento las manosss!

fabi dijo...

recordas esa frase?