lunes, 1 de diciembre de 2008

diciembre

Si pudiera arrancar del calendario un mes, ese sería diciembre.
Entonces desaparecerían los puestos de venta de pinos, las vidrieras decoradas con rojo, los árboles iluminados, las capanitas, las postales de familias perfectas, rubias, de ojos celeste, rodeadas de guirnaldas posando con sus mascotas, la música de piano, las vocesitas de coros infantiles, los panetones, los ángelitos blancos, los aviones aterrizando, las fotografías familiares enmarcadas en madera.

Si pudiera volaría hasta desintegrarme.
Pero he de quedarme en pie esperando que el olvido se apiade y venga a visitar mi memoria.
Entonces diciembre sería lo que no es, y yo estaría ilesa.